Recuperación físicaNo puedo evitar “comparaciones” entre este posparto y los dos anteriores, no sé si por el parto, o por la sensación de “no poder parar”, pero esta vez me he encontrado mucho mejor. Y creo que tiene mucho que ver que Jon desde el primer día duerme súper bien, así que reconozco que descansar hace mucho.
Físicamente, durante el embarazo sufrí una lesión de cadera (sínfisis púbica) muy dolorosa. Ya me habían advertido que duraría unos meses la recuperación. Pero las semanas después del parto el dolor y la dificultad para moverme (supongo que también por el cansacio). Así que, el mes, acudí a mi osteópata de confianza para ponerlo todo “en su sitio” y ¡vaya diferencia! Poco a poco ha ido a mejor, aún me tira un poco, pero con ejercicio mejorará.
La tripa se queda como se queda… horrorosa, aunque ni tan mal para ser el tercer embarazo en cuatro años. Pero no se engañen, todo se puede recuperar o incluso mejorar, pero requiere mucho esfuerzo, cuidar muy bien la alimentación y comprometerse con una rutina de entrenamiento. En este punto estoy yo. Estoy siguiendo un plan de alimentación y entrenamiento, llevo poco tiempo, pero estoy muy contenta. Mi objetivo es aprender pautas de alimentación adecuadas y recuperar el tono muscular. Desintoxicarme de toda la basura que nos “venden” a diario es un shock. Tomar consciencia de que no trata de comer sino de alimentarnos. ¿Te apetece que hablemos más de esto? Déjamelo en comentarios.
Vuelta a casaLa vuelta casa fue todo un desafío. Nahia estaba enraladísima con su hermano. Estaba tan contenta, tan ilusionada y en un estado de éxtasis brutal, nosotros le llamamos a esto “modo destroyer”. Nos costaba que se durmiera, que parara… Pero bien, muy bien. A la pregunta que nos hacen repetidamente, no. No cogió celos al hermanito.
Como las primeras semanas Jon durmió bastante durante el día, desde que se dormía íbamos a jugar juntas. O me ayudaba a cambiar al bebé. Y como justo coincidió con las fiestas del pueblo, estaba bastante entretenida.
La cruz de esta historia es que, a la semana de estar en casa, Nahia se puso malita. Un “virus del cole” mocos, fiebre (muy alta) … Fue lo más difícil que he vivido con mis hijos. Por un lado, Nahia me necesitaba. Por otro, Jon también. Nahia era un foco de infección, Jon era muy pequeñito para ponerse enfermito. Y yo me veía como una portadora, que no estaba para lo que mi hija necesitaba y no podía arriesgarme a poner malito al otro. Un horror. Menos mal que Ari estaba en casa conmigo. En fin… obviamente, es cuestión de unos días y todo vuelve a la normalidad.
ExterogestaciónA propósito de la “carga de trabajo” que supone un bebé. Desde que la maternidad llegó a mi vida me he dado cuenta que pretendemos seguir con nuestra vida a pesar del bebé y que debemos acostumbrarle a nuestro ritmo: comer cada x horas, dormir x cantidad de horas, quedarse solo en su cuna, dejarle al cargo de otra persona, que se entretenga solo…
Y eso no es así. Biológicamente NO TIENE SENTIDO. Cuando el bebé nace no se acaba la “dependencia” de su madre (aunque intenten sustituirnos de la ecuación). Los bebés nacen con un cierto grado de inmadurez de sus sistemas biológicos, es decir, no puede sobrevivir solo, alimentarse o huir de un peligro, su hábitat es el cuerpo de su madre (lean a Nils Bergman, sin duda lo mejor que he leído) ella provee cuidados, calor, alimento, seguridad… Y NO ES SUSTITUIBLE. Está más que demostrado científicamente que el contacto mamá-bebé tiene una reacción a nivel bioquímico que favorece el desarrollo del bebé y la atención y cuidados que provee la mamá.
¿Esto supone que para ser “buena madre” hay que llevar una vida de abnegación y dedicación total a nuestros hijos?
Obviamente NO. Supone que primero debo saber qué necesita mi bebé, qué espera de mí y cómo puedo ofrecérselo. Segundo, cada etapa de su desarrollo tiene unas necesidades, y sí las necesidades de mis hijos están, por encima de las mías. Esto significa que el primer mes es durísimo, porque mi bebé requiere de mi presencia 24/7. ¿lo tengo que hacer sola? Pues hay mil cosas en las que necesito ayuda: con mi otra hija, a cuidar la casa, traerme comida rica y sana, cogerle mientras como o me ducho…
Y ¿ya siempre será así?
Obviamente NO. Siempre digo que el primer mes es de mamá, el segundo de papá y a partir del tercero todos los demás. Creo, por lo menos con mis hijos me va bien, que tienen que establecer vínculos con otros familiares o amigos: abuelos, tíos, primos… pero cada cosa en su momento. En mi experiencia, casi el primer año es imprescindible la PRESENCIA de mamá. ¿cansado, agotador, frustrante a veces? Pues sí. Pero merece la pena totalmente. Nosotros somos muy afortunados porque Nahia siempre se ha quedado bien por ratitos con sus abuelos, tíos y primos y siempre que hemos querido hemos podido ir al supermercado solos, salir a cenar o al cine. Y para yo irme a trabajar ha sido más fácil, ausentarme unas horas (4 o 6 no más) cuando ya habíamos introducido la alimentación complementaria (porque Nahia nunca cogió biberón).
HAZTE LA VIDA FÁCIL
Releyendo me ha quedado un poco dramático todo, pero para nada. Este es el momento de mi vida para CRIARLES y DISFRUTAR haciéndolo. Con mis momentos de desconexión y sin olvidar (que es mi tarea pendiente) mi auto cuidado y mi desarrollo profesional.
Para “poder con todo”, que es algo que me preguntan muchas veces, lo determinante para mí es FOCO y ORGANIZACIÓN. Qué es prioritario y darle el tiempo y la atención que requiere.
Y por supuesto hacerme la vida fácil con los niños. Te explico. Mi motivo principal para dar lactancia materna (aparte del vínculo, que es un momento irrepetible, sanísimo para el niño y todo eso…) es que es MUY CÓMODO. No tengo que preocuparme de cargar biberones para salir, acordarme de comprar leche… Que tiene hambre, teta. Que llora, teta. Que tiene sueño, teta. Que está incómodo o asustado, teta. Y se queda tranquilísimo (salvo obvio que tenga gases o no haya hecho caca)
Otro elemento indispensable para criar a mis hijos y que me hace la vida fácil: PORTEAR. Es flipante. Aparte de que para mí es cómodo, agradable, me paso el rato oliendo su cabecita, mi espalda y mis brazos agradecen el descanso de llevarle bien sujeto y repartiendo su peso adecuadamente. Podemos hacer DE TODO porteando, bueno de casi todo (salvo conducir o ir en el coche, hacer deporte, cocinar, salvo que lo llevé a la espalda, y pocas salvedades más). Salir a comer que a nosotros nos gusta y vamos a menudo es brutal. Es ponerlo en la mochila darle un paseíllo y dormido. Ya podemos comer tranquilos.
Y qué tú qué me cuentas, ¿qué te hizo el posparto más llevadero?
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