PORQUÉ DESTETÉ A MI BEBÉ II

21 agosto 2018

POST ANTERIOR-  Cómo concibo YO la Lactancia (click!) 
Nuestra lactancia duró dos maravillosos años vividos intensamente. ¿Idílico? Pues no. El comienzo fue muy duro (click!), y tuve que enfrentar baches y complicaciones que me hicieron dudar de poder continuar (click!).

Sobre los dos años, manteníamos la lactancia por la noche y durante el día en momentos puntuales que estaba muy nerviosa o que nos apetecía. Nahia pasó por una crisis de lactancia (absolutamente normal y adecuada a su desarrollo), que me demandaba muchísimo por la noche, estaba inquieta y se despertaba unas 4 o 5 veces. Así estuvo sobre las seis semanas más o menos. Reconozco que yo estaba agotada, pero confiaba que era una fase y que volvería a la normalidad.

Esa normalidad volvió a finales de diciembre, hacía su toma para dormir por la noche y alguna vez durante el día. Y con la calma, unas semanas más tarde aparecieron los primeros síntomas de embarazo y las tomas se hicieron muy dolorosas para mí. Test positivo. Estoy embarazada.

No sé si se pueden imaginar lo desbordada que me sentí en ese momento. Sabía lo que suponía para mí un nuevo embarazo, la implicación a nivel físico, el desgaste emocional, las dudas, el miedo, suponer que este nuevo bebé necesita toda mi energía. Quiero que todo vaya bien.  Y, por otro lado, me preocupaba cómo se sentirá la niña a la que sí tengo en brazos hoy, sé que come muy bien, come de todo, y con gusto, no es su alimentación lo que me inquieta... Me preocupa que se sienta desplazada, su adaptación a la nueva rutina para dormir, el cambio y la separación en nuestra relación, …

Mi decisión fue clara, Nahia y yo vivimos nuestra lactancia, hemos disfrutado de esta relación tan especial, de sentirla cerca, de dormir pegaditas, de que nos busquemos la una a la otra y encontremos (ambas) refugio y calma en la otra… Pero ahora le toca a este nuevo bebé.  Estar segura con mi decisión, y tener el apoyo de papá y de la familia, es fundamental.
¿Cómo lo hago?
Pues lo primero, es explicar lo que pasa. Nuestros peques son muy listos, y lo entienden todo, si nos comunicamos con ellos de forma habitual y adaptando nuestro mensaje a su capacidad de entendimiento.

La decisión de no seguir dándole el pecho es mía, parte de mí, ella no lo ha elegido. Tiene todo el derecho del mundo a rebelarse y pelear por lo que ella quiere, y para eso estaba preparada, para noches sin dormir, llantos y luchas (como si a nosotros nos privan de un derecho, por ejemplo nos quitan un día libre de nuestra jornada de trabajo, obviamente no nos dejaremos arrebatar ese derecho tan fácilmente).

Pues con esta retahíla en mi mente, durante el día le decía “mamá está cansada”, “ la teta no funciona” “mira no sale”, y pasábamos a jugar juntas o leer un cuento, o cosquillas, siempre manteniendo el momento juntas, e intentando “despistarla”.

Por la noche, cambiamos la rutina de baño, cena, teta, por baño, cena, buscamos un peluche para dormir, leemos un cuento, cantamos canciones, mimos y paciencia.

Y no se imaginan, la sorpresa que me llevé. Siempre digo que nuestros hijos nos enseñaran más lecciones que nosotros a ellos. Pasamos 2 o 3 noches de no ofrecer – no negar, después de la nueva rutina de noche, cuando ya estaba cansada, y quería “un chupito” para coger el sueño, pues se lo daba y punto. Poco a poco. Mi foco era que ella lo fuese asimilando, sin disgustos. Y en cuestión de una semana ya no lo pedía. Y así acabó nuestra lactancia.  De forma muy tranquila, para lo que yo suponía, con lo que no podría estar más contenta. La niña estaba bien, se adaptó de maravilla a la nueva dinámica, y yo podía dedicar toda mi energía al embarazo.

Como les digo, esta es NUESTRA EXPERIENCIA de Nahia y mía, es única, especial e irrepetible. Ya veremos cómo será con Jon, no les negaré que me habría hecho mucha ilusión vivir una lactancia en tándem, al menos probar esa sensación de conexión a la vez con mis hijos, … pero ya les digo, las cosas son como son.

No quiero cerrar este tema sin dejar algunas de MIS CONCLUSIONES sobre este tema:

La información es poder. Informarse es fundamental. ¿Cómo funciona la lactancia materna? Si todo el mundo dice que el principio es duro, ¿qué necesito para superar esa fase?, si hay complicaciones ¿quién me puede ayudar? Grupos de lactancia, matrona, asesoras de lactancia… Y qué pasa con la lactancia artificial ¿qué tipos de leche hay? ¿qué componentes llevan? ¿qué complicaciones desencadena? ¿cómo se pueden solucionar? ¿qué riesgos tiene? ¿cada cuánto le doy? ¿cómo se da?... Hay múltiples alternativas y cada una tiene su forma, su momento y sus condicionantes: lactancia materna, artificial o mixta.

NADIE tiene derecho, ni capacidad para juzgarte o hacerte sentir mala madre. Resuelve todas tus dudas, decide, y quédate en paz con tu decisión. Eres madre, consciente o inconscientemente quieres lo mejor para tu bebé. Y siempre surgirá la duda de ¿estaré haciendo lo mejor? ¿podría haber hecho esto o lo otro?


EL EMBARAZO NO SUPONE EL DESTETE. Esta ha sido mi decisión, pero no es LA decisión. Esta decisión está tomada en base a mi experiencia previa con mis dos embarazos y a mi relación con mi hija. Ningún pediatra, enfermera o sanitario puede recomendarte que tomes una decisión u otra. Su cometido es valorar la situación a nivel clínico y darte su dictamen profesional (mejor si lo hace por escrito), y luego tú decides.

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