Para mí es una combinación de llevar una adecuada gestión del tiempo, tener
claras nuestras prioridades y vivir centrada en nuestro objetivo. ¿Quieres
saber más?
2.- Despójate del TENGO QUE
hacer tal o cual cosa ¿Porqué
tienes que hacer esto o lo otro? ¿Quién lo establece? ¿Pasa algo si lo retrasas?
Las obligaciones son relativas y cuando las sientes como algo negativo o
impuesto agobian, asfixian, presionan y te hacen sentir cada día que hay otro
que controla tú vida. Para. Reflexiona. ¿Es importante para ti? ¿Realmente
quieres hacerlo? Si la respuesta es sí. Deja de sentirlo como algo impuesto o
negativo. Dale la vuelta intégralo en tu rutina y sé consciente de los
beneficios que te reporta a ti. Por eso lo haces.
3.- Asume tu realidad. Sé honesta.
Quizás quieres hacer deporte
a diario, quizás quieres cuidar tu alimentación, pasar tiempo de calidad con
tus hijos y con tu pareja, quizás quieres dedicarte tiempo a ti misma. Y debes
hacerlo. Pero desde la realidad de tu vida.
Piensa qué cosas son fijas en tu vida: tu horario de trabajo, actividades
de los niños, trabajo de tu pareja… Contabiliza también el tiempo que inviertes
en desplazamiento y en prepararte y salir de casa (con niños puede ser media
hora o cuarenta minutos). ¿Lo tienes? ¿Cuánto tiempo te queda? Esa es tu
realidad.
4.- PRIORIZA y ENFÓCATE. Viéndolo así, los días son muy cortos,
¿verdad? Este paso es el más difícil, pero créeme MERECE LA PENA.
Priorizar implica determinar que en tu vida hay muchas
cosas que te interesan, te preocupan o quieres cuidar, pero sólo puedes
dedicarte a unas pocas. Delega aquello que es importante, pero no
imprescindible que lo hagas tú, por ejemplo: hacer la compra, puede hacerla tu
pareja o la puedes hacer por internet. Leer un cuento a tus hijos, o tirarte en
el suelo a jugar con ellos, no es delegable. Tienes y mereces estar.
Enfócate. Estar enfocada supone que conscientemente diriges tu energía, tu tiempo,
tus acciones y tus recursos en conseguir un objetivo.
Y para ello necesitas APOYO y AYUDA. Sé clara. Di lo que necesitas de forma
directa. No esperes que tu entorno adivine que pasa por tu cabeza. Comparte tus
objetivos con aquellos que sumen esfuerzos a que lo consigas. Y si no lo hacen
o no te entienden, están en su derecho. Tú no pierdas FOCO. Sigue centrada en
tu objetivo.
5.- Toma DECISIONES, ACTÚA y
RESPETA TUS LÍMITES. Este
es el punto crítico, el más delicado y el más vulnerable. Y te garantizo que es
el más satisfactorio.
Cada decisión que tomamos en la vida tiene consecuencias. Vuelve a leer la
frase. Da vértigo ¿verdad? Te sientes al borde de un barranco. Te asaltan las
dudas, las inseguridades, surge la ansiedad el miedo. Cuando decides qué
estudiar, cuándo decides que dejas de estudiar, cuándo decides comprar una
casa, cuando decides dejar un trabajo, cuando decides tener un hijo, cuando
decides emprender tu propio negocio… Es duro, y puedes pasar meses o años dando
un paso atrás y otro adelante, dudando y auto convenciéndote de que sí o de que
no.
Pero cuando lo tengas claro, VETE A POR ELLO. Pon todo y más para conseguirlo.
Lo mereces. Tendrás quien te apoye, quien sea cauto, quien te alabe por dar el
paso, y habrá quien te quiera hacer desistir, quien no te entienda o quien te
critique. Respeta tus límites, acepta
opiniones constructivas que sumen a tu decisión, y haz oídos sordos a las críticas.
Sé de lo que hablo, yo he pasado por esto. Años de auto exigencia, de querer
llegar a todo, de dar el máximo, de retarme a mí misma a hacer más, a ser más,
a ser mejor… Y ¿saben qué? Estallé. Llegue a un punto de no retorno, agotada,
consumida, sin fuerzas y sin PASIÓN para nada.
Como les digo, decidir es difícil. Cuando se vive intentando complacer a los
demás, buscando validación y reconocimiento, y de repente, pasas a decir
¡Basta! Yo no quiero esto, no quiero ser así. No te entienden. Incluso diría
que se preocupan por ti, están desconcertados. Pero tú sabes que es lo correcto
¿sabes por qué?
Porque de repente puedes respirar, la presión
constante en el pecho se va.
Porque de repente no tratas de controlar el mundo
que te rodea.
Porque te centras en ti, en vivir cada momento
como te hace feliz.
Alguien a quien quiero mucho, lleva un año repitiéndome: Siente, piensa y
actúa. Y ¡cuánta razón tiene!
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